Cobquecura es una de las comunas que ostenta los peores índices “Saidi” del país, es decir, los mayores tiempos de interrupción del suministro.
La realidad no es muy distinta en otras zonas de la Provincia de Itata, que exhibe un evidente rezago de infraestructura de transmisión, situación que también afecta al resto de Ñuble, donde la demanda superó la capacidad de las líneas hace tiempo, lo que ha obligado a las distribuidoras a rechazar más de 1.300 solicitudes de factibilidad en los últimos años.
La limitante eléctrica para el desarrollo de inversiones en la región se percibe con particular intensidad en Itata, donde se requiere con urgencia robustecer la red para brindar un suministro continuo a los actuales clientes y también a los futuros.
Es también el caso de Coelemu y Trehuaco, donde el rubro maderero tiene inversiones detenidas a la espera de factibilidad eléctrica, una espera que podría extenderse hasta la próxima década, cuando estén operando las obras clave que permitirán descongestionar la red, pero que aún no comienzan su ejecución.
En ese contexto, una obra clave para la materialización de estas iniciativas es la futura línea Itahue-Hualqui, que se extenderá 407 kilómetros, desde el Maule hasta Biobío.
Es el segundo mayor proyecto de transmisión eléctrica en el país, que debió enfrentar una difícil tramitación ambiental desde su ingreso al SEA en agosto de 2020. Y si bien en noviembre de 2024 fue rechazado por el SEA, en junio pasado fue aprobado con condiciones por el Comité de Ministros.
El proyecto considera nuevas subestaciones y conexiones a subestaciones existentes. En Ñuble, la línea cruzará por Coelemu, Trehuaco, Cobquecura y Quirihue, donde la expectativa es que se genere una bajada local a través de dos futuras subestaciones en Quirihue -Las Delicias y Coiquén-, lo que robustecerá la red y dará factibilidad de conexión para proyectos de generación de gran envergadura, como los parques eólicos, así como también permitirá el desarrollo de inversiones en diversos ámbitos.
“Actualmente, restan dos hitos relevantes: el acta del SEA y la RCA modificada, que se espera en los próximos meses, para luego comenzar con los respectivos permisos sectoriales”, precisó el seremi de Energía de Ñuble, Dennis Rivas.
Según explicó la autoridad, las futuras subestaciones Las Delicias y Coiquén, estarán conectadas a la nueva línea de 220 kV Itahue–Hualqui, por lo que su construcción está supeditada a la materialización de esta megalínea.
Ambas subestaciones fueron incluidas en el Plan de expansión de la transmisión 2021, de la Comisión Nacional de Energía, sin embargo, aún no comienzan las obras.
“La subestación Las Delicias ya cuenta con decreto favorable y se han superado los obstáculos relacionados con la línea de transmisión. Desde este punto y otras subestaciones cercanas, habrá una disponibilidad significativamente mayor para satisfacer las necesidades de una provincia que hoy presenta un déficit energético”, sostuvo Rivas.
Por otro lado, están ejecutándose las obras de ampliación de la subestación Hualte, en Ninhue, de 10 a 20 MVA, que le dará un pequeño respiro a la zona de influencia, pero se trata de una subestación pequeña, por lo que su impacto será acotado.
Respecto al retraso en las obras en la S/E Hualte, el seremi afirmó que “la ampliación está siendo ejecutada por CGE Transmisión y presenta un avance de 95%. Se estima que entrará en operación en septiembre de este año”.
Se prevé que con la ampliación de la Subestacion Hualte y las dos futuras subestaciones, la capacidad total en la Provincia pasará de 25 MVA a 125 MVA, lo que será realidad en la próxima década, considerando que solo la ejecución de una subestación puede tomar entre tres y cuatro años.
